"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca."
Heinrich Heine - (1797-1856) - Poeta alemán (1)
¿Qué es la locura?¿Está loco, chiflado, ése tipo que habla solo, que no entiende la realidad como la sociedad?¿Cuánta realidad tiene la locura y cuánta falsedad la realidad?
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Voy a veces por la calle caminando, y a veces creo que el mundo, la gente, está loca. Veo cómo la palabra, mensajera de la razón, choca contra el muro de la violencia. Veo cómo el amor ciego, lleno de adrenalina, trata de ver las sinuosas y provocativas curvas de la mentira. Veo cómo los dotados cultos y sabios, mesías del conocimiento y la reflexión, maldicen el día en que no nacieron ignorantes.
¿Porqué?
¿Inconformidad?¿Aburrimiento?¿Vagancia?¿Envidia?
La locura está en el aire, es como el pólen de las flores, el humo de los taxis, un suspiro desaventurado o un sollozo despechado. Y está bien.
¿Que sería de la razón sin la locura? El antihéroe te compone, es parte tuya. Y si el antihéroe es parte tuya, estás un poco loco.
¿Y cómo no estarlo, si el dueño de la razón siempre es denominado loco, por otros locos, para luego esparcir esa locura como la misma razón? Los grandes pensadores de la historia fueron mirados de reojo, luego adorados y posteriormente olvidados, suplantados por nuevos pensadores, los cuales son mirados con desconfianza, casi repelidos. Y así sigue la historia de la humanidad. Pero está bien, no puede ser todo cierto, todo exacto, en un mundo formado por variables.
Alguna vez Carlo Dossi (2) dijo: "Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios", y creo que es la mejor definición de la locura.
La locura es un estado del alma puro, casi jovial, eufórico y pleno, donde nuestros anhelos mas profundos y nuestros temores mas profundos envuelven esa insulsa realidad para transformarla, o mejor dicho, complementarla, con ese toque personal que hace que todo tenga sentido. Es como pintar un cuadro, tu cuadro.
¡Y sí que vale la pena estar loco!
Si no, alguien explíqueme por favor, la razón del ser humano, el motivo de sus penas y sus glorias, de sus amores y desamores, sus flagelos y narcisos.
¿Porqué nos suicidamos todos los días, un poco el cuerpo y un poco el alma?¿Porqué odiamos y amamos tanto, que la razón queda en segundo plano, dándole lugar a los impulsos, a los sentimientos?
Sí, esos impulsos y sentimientos que nos motivan a defender a nuestros seres queridos, aún en las peores situaciones, y a atacar a nuestros odiados, con el mismo fervor de antes, provocando esa cadena sin fin de un material totalmente transparente, y que cobijamos día a día como a un hijo por las noches.
La locura es un arte, es un estilo de vida y un sentimiento con un solo pedal, el acelerador. Si no no sería locura, desayuno de los que viven y postre de los que están, estáticos, en la vida.
Es un camino de ida, lleno de obstáculos como el resto, pero con ese aroma favorito que podríamos oler todo el día y no cansarnos; con ese sabor que empalaga los sentidos.
Podríamos decir, que la vida sin la locura, sería una montaña rusa sin altibajos, recta, constante y cíclica, la cual da vueltas alrededor de esa imagen que persona que siempre nos dijeron que seamos y nunca quisimos ser: la persona perfecta.
Yo prefiero subir, bajar, caer y volverme a levantar. Prefiero amar con el alma, y odiar con pasión. Prefiero que el agua me salpique y que algunos sueños sean pesadillas. Me gustan los matices tal cual están, aunque alguna vez uno prefiera ver una película de los '50, en blanco y negro, muda.
Solamente espero estar un poco loco, si no avísenme, que vuelvo a ser yo.
(1) Heinrich Heine: Enlace a biografía (Idioma: Español - Fuente: Wikipedia)
Breve extracto:
"Christian Johann Heinrich Heine (Düsseldorf, 13 de diciembre de 1797 con el nombre Harry Heine - París, 17 de febrero de 1856) fue uno de los más destacados poetas y ensayistas alemanes del siglo XIX.
Heine es considerado el último poeta del romanticismo y al mismo tiempo su enterrador. Heine conjura el mundo romántico - y todas las figuras e imágenes de su repertorio - para destruirlo. Tras el enorme éxito cosechado por su temprano "Libro de Canciones" (1827), que conoció doce ediciones en vida del autor, da por agotada "la lírica sentimental y arcaizante, y se abre paso a un lenguaje más preciso y sencillo, más realista"
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DT
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